Como ya hemos mencionado en artículos anteriores la tecnología sirve de
mucha ayuda a los menores a la hora de estudiar, realizar búsquedas de
información, curiosear acerca de sus inquietudes o, simplemente, contactar con
sus amigos de una forma más cómoda y habitual y los padres tienen la misión
de afrontar los complicados equilibrios entre las ventajas y desventajas que el
mundo digital ofrece a sus hijos, y definir los límites de su actividad online. La
mayoría de los adultos entienden que limitar el acceso de los niños a Internet
podría afectar a su capacidad de aprender y relacionarse, pero al mismo
tiempo también significa exponer a los niños a amenazas y a contenidos en
línea que pueden ir más allá de su capacidad de comprensión.
Seguro que en más de una ocasión habréis oído el término “control parental“.
Se trata de una herramienta que permite a los padres controlar y/o limitar los
contenidos a los que sus hijos puedan acceder desde sus dispositivos. Una
forma cómoda y sencilla para proteger a los hijos de las posibles amenazas
que estos puedan sufrir. Este sistema permite establecer límites de tiempo: las
familias pueden establecer límites de tiempo para el uso de los dispositivos
móviles y asegurarse de que los niños y niñas se tomen descansos regulares
para actividades físicas y sociales; también pueden establecer horarios de
sueño y evitar que menores usen los dispositivos antes de acostarse. Además
permite limitar el acceso a contenido inapropiado y restringir el uso de
aplicaciones y juegos que podrían no ser adecuados para su edad así como
bloquear sitios web y aplicaciones específicas.
Algunas de las ventajas e inconvenientes que presenta el control parental son:
Ventajas: evita que accedan a contenidos inapropiados para su edad, previene
que sean víctimas de ciberacoso, grooming, sexting o phishing, fomenta un uso
responsable y saludable de las tecnologías y promueve la confianza y el
diálogo familiar.
Inconvenientes: No es infalible ni sustituye la educación y la supervisión directa
de las familias, puede generar conflictos o resentimientos entre madres, padres
e hijos e hijas, si se aplica de forma excesiva o sin consenso, puede afectar al
desarrollo de la autonomía y la capacidad crítica de los menores, si se les
impide explorar y aprender por sí mismos así como vulnerar el derecho a la
intimidad y la privacidad de los menores, si se les espía o se les controla sin su
conocimiento o consentimiento.
Las aplicaciones de control parental son una gran opción para vigilar y proteger
de los peligros y amenazas que existen en Internet. Al final se trata de un
colectivo vulnerable y la probabilidad de que los más pequeños se vean
expuestos y afectados ante estos riesgos es aún mayor. Igualmente, el abuso
de las mismas puede llegar a sobrepasar límites que podrían causar aún más
daños en los menores.
Por ello, podríamos decir que la solución ante esta cuestión estaría en la educación, concienciándoles sobre la situación en
Internet y la importancia de tener cuidado.
Raquel Diego, profesora.